jueves, 5 de diciembre de 2024

Árido el Camino de los Jóvenes Puertorriqueños en la Agricultura

 "La agricultura es nuestra primera línea de defensa y tenemos que cuidarla y no la cuidamos", expresa el profesor de economía agrícola Javier Pérez Lafont

por Viviana Y. Hernandez Soto

viviana.hernandez8@upr.edu 


Proceso de siembra del recao de Daniel Rosado 
Foto por: Viviana Y. Hernández Soto 

La agricultura en Puerto Rico enfrenta una crisis que se agrava con la escasez de jóvenes dispuestos a involucrarse en este sector. A medida que la población agrícola envejece, la falta de nuevos agricultores pone en riesgo la seguridad alimentaria de la isla. “Competir en la agricultura en Puerto Rico, considerando los elementos sociales, políticos y económicos, es todo un reto, es difícil entrar al sector”, asegura Javier Pérez Lafont, profesor de economía agrícola de la Universidad de Puerto Rico Recinto Utuado. 

Déficit de Jóvenes agricultores 

Gráfica de diferencia de edad 

El último censo agrícola reveló una tendencia inquietante: la edad promedio de los agricultores en puerto Rico sigue aumentando, mientras que el número de jóvenes en este sector disminuye. Según el último dato de censo agrícola del año 2022, se plantea que solo el 5% del total de los operadores de finca tienen menos de 35 años, de 35 a 65 años ocupa el 53% y de 65 años o más ocupa el 42%. 

Este déficit de jóvenes levanta una preocupación sobre cómo se verá nuestra agricultura en los próximos 20 años.

José Sanchez los frutos de su finca
Foto por: Viviana Y. Hernández 

En nuestra isla se visualiza la agricultura como un sector inviable y que de ésta no se puede generar suficiente ingreso. Sin embargo, José Sánchez, joven agricultor de 34 años, dueño de su finca en San Sebastián y fundador de la página EcoTerra, difiere, “tú puedes tener un negocio agrícola rentable y puede generarle unos buenos ingresos” dijo. La maestra de agricultura ocupacional en la Escuela Superior Domingo Aponte Collazo en Lares, Adamaris Lamourt añade “en pleno siglo 21 nos encontramos a personas diciendo “si no estudias, te vas a tener que ir para una finca a coger café” y vemos la agricultura como un castigo, cuando la agricultura es uno de los pilares de la sociedad”.

Según el Profesor Pérez Lafont, esta percepción ha sido provocada debido a la situación económica que Puerto Rico experimentó en los primeros 50 años de su desarrollo, marcada por el monocultivo de caña de azúcar de esa época. En esa época, más de 300,000 cuerdas de terreno se usaban para cultivar caña de azúcar, pero gran cantidad de agricultores no eran dueños de las tierras que trabajaban. Esto creó un problema económico, ya que la riqueza generada por la caña de Puerto Rico era controlada por inversionistas extranjeros, principalmente de Estados Unidos. Lo cual hacía que el cultivo de caña no fuera rentable para los agricultores locales, ya que las ganancias terminaban siendo enviadas fuera del país.

 Además, el Profesor Pérez Lafont plantea que en el siglo 20 la práctica de la agricultura era muy diferente a la práctica de hoy. Antes, las familias eran numerosas, esto debido a que estaban asociadas con la agricultura para así poder trabajar y ser abundante en la mano de obra de la finca familiar.

Capacitación en la educación agrícola 

“Si tu no le enseñas desde los grados primarios la importancia de la agricultura, no puedes esperar que cuando grandes quieran estudiar agricultura”, opina el Prof. Pérez Lafont. Adiel Andino, joven agricultor de 23 años, estudiante y propietario de Finca Andino en Quebradillas, menciona la falta de un modelo a seguir, que inspire, como lo hay en otras profesiones.  Al igual, la profesora de economía agrícola en la Universidad de Puerto Rico Recinto Mayagüez, Alexandra Gregory comenta que comenzar a exhortar a los jóvenes a la agricultura desde la escuela primaria es esencial, al igual que enseñar de donde provienen los alimentos, debido a que ayuda a ver al agricultor como alguien esencial, ya que muchas veces la figura del agricultor queda ausente.

Todos los entrevistados concuerdan que hay que promover la educación agrícola para obtener mayor interés de parte de los jóvenes al sector. Un ejemplo de esto, lo es Marlene Rodríguez Arocho, joven y estudiante de 18 años, la cual luego de entrar al taller ocupacional de agricultura de la Escuela Superior Domingo Aponte Collazo de Lares ofrecido por Adamaris Lamourt, ésta tomó la decisión de entrar al bachillerato de Tecnología Agrícola en la Universidad de Puerto Rico recinto Utuado. La joven relata como nunca se imaginó a sí misma en este sector y gracias a este taller descubrió su pasión por la profesión. 

Agricultor y estudiante, Adiel Andino en estación
experimental de Isabela
Foto suministrada por: Adiel Andino

A diferencia de Marlene Rodríguez, ninguno de los otros jóvenes entrevistados estuvo expuestos a la agricultura durante sus años escolares.  Sin embargo, si fueron expuestos a esta a través de familiares, en el caso del joven Adiel Andino, en entrevista para Entre Líneas relata que fue su abuelo quien lo encaminó hacia el sector cuando éste exhorto a su nieto a vender mangos por el vecindario y al mismo tiempo enseñándole el camino a través de su pequeña finca; “él tiene una gran influencia, porque él fue quien sembró esa semillita en mí, para desarrollarme y ver que puedo sacar el dinero de la agricultura” agrega Andino. En el caso del joven José Sánchez, en entrevista exclusiva llevada a cabo en su finca, relata como su interés por la agricultura comienza debido a que su papá era agrónomo y siempre “andaba detrás de él”.

 Acceso a Tierra 

Obtener tierras cultivables y capital inicial es uno de los mayores obstáculos. Según el censo agrícola de 2022, el total de fincas en Puerto Rico es de 7,602, mientras que en el censo agrícola de 1987 el total de fincas era de 20,245; en 35 años hubo una disminución del 59% de las fincas. Como resultado de este encarecimiento de terrenos agrícolas los precios de estos han aumentado considerablemente debido a la creciente demanda.


Gráfica comparativa de total de fincas en Puerto Rico
 
A pesar de que existen leyes que buscan proteger los terrenos agrícolas y fomentar su uso, como la Ley. 26: Ley de Tierras dePuerto Rico, que busca preservar tierras de alto valor agrícola, la implementación efectiva de estas ha sido insuficiente.

“Si un joven quiere empezar, lo primero que necesita es tierra, un espacio, pero ahí si tu no tienes el dinero ya estas pillado” explica Andino. Por otro lado, la Profesora Gregory explica que esto no los debe desmotivar debido a que hay otras opciones, tales como alquilar un terreno, “el alquiler de terreno te ayuda a que, si no tienes el dinero suficiente para comprarlo, puedas empezar tu negocio agrícola”. Así como en el caso de Andino, quien tiene rentada media cuerda de tierra a su abuelo. 

Además, hay ayudas financieras que podrían beneficiar al joven agricultor con la obtención de espacios; a través del Fondo de Innovación para el Agrícola (FIDA) y el Banco de Desarrollo Económico, no obstante, estas están condicionadas por varios requisitos, entre ellos, experiencia previa de tres años en el sector agrícola.

Sobre esto, el ex-secretario de Agricultura, el Licendiado Javier Rivera Aquino dice que esa es la política pública y "atiende a la pregunta, es ¿razonable que yo le dé dinero público a alguien que no tiene experiencia?"

Mientras, el Profesor Pérez Lafont declaró la necesidad de facilitar el acceso a las tierras a través de la Autoridad de Tierras, particularmente a aquellos estudiantes que terminan grados asociados en la agricultura que tengan la capacidad de poder integrarse con facilidad al sector y así no tener que esperar 3 años; “si el estudiante acaba de terminar de estudiar la única forma es que le des la oportunidad de que se pueda integrar y pulir” afirmó.

 Ayudas disponibles pero difíciles de obtener

De acuerdo con el Licenciado Javier Rivera Aquino hay varios programas diseñados para jóvenes empresarios. Uno de ellos siendo “BeginningFarmers Program” de Farm Service Agency (FSA). Este se le aprueba a jóvenes agricultores menores de 35 años y con esto tienen un interés preferencial, es decir tienen un interés que no es el interés de mercado en el financiamiento, a estos se les da un interés un poco más bajo para que puedan incursionar en el tema de la agricultura y puedan cumplir con los términos de pago de este ese préstamo.

Añadió que en el Código de Incentivos hay varios programas, en el cual los jóvenes pueden recibir decretos de extensión contributiva, así como otras extensiones fiscales relacionadas con la propiedad y el equipo agrícola. 

Sin embargo, todos los agricultores entrevistados concuerdan que es difícil acceder y gestionar las ayudas gubernamentales. El joven Sánchez menciona que solicitó un programa de Obra de Agricultura estatal de equipos, el cual lleva esperando tres años por una visita. Daniel Rosado, joven de 35 años dueño de su propia finca en Lares también experimentó problemas al intentar solicitar un pozo de agua hincado para su finca, este menciona que lleva esperando más de seis meses por respuesta y aún no obtiene ninguna información sobre cómo realizar el proceso.

Clip de entrevista a Daniel Rosado y José Sanchez en
 sus respectivas finca fincas 
Por: Viviana Y. Hernández Soto

El Licenciado Rivera Aquino, quien en su práctica privada ayudando a agricultores afirma que el proceso para solicitar ayudas de parte del gobierno en ocasiones es lento. 

“no es la falta tanto de dinero es la forma en que se maneja y la rapidez que se otorgan los mismos, pero siempre hay incentivo, lo que pasa es que idealmente debería haber más”, expone la profesora Gregory. A su vez, parte de la labor de un buen empresario agrícola es la búsqueda de incentivos, ya que al hacerlo pueden vender en precios más bajos; por tanto, este puede competir con el producto importado, añade la profesora Gregory.

Consecuencia 

La profesora Gregory explica que, de no entrar más agricultores a la producción, eventualmente Puerto Rico estará a la merced de los productos importados y de los precios que ellos nos quieran vender. Es decir que, posiblemente el alza de los precios de muchos productos que se consumen y producen localmente pueden aumentar mucho más. Esto pone a la seguridad alimentaria en alto riesgo, parte de esta no tan solo es tener los alimentos disponibles, sino también poder pagarlos y de no poder pagar los precios también se ve afectada la soberanía alimentaria, ya que estaríamos decidiendo qué comer por los precios impuestos.

Cierre 

El futuro de la agricultura en Puerto Rico depende en gran medida de la capacidad del sector para atraer y retener a jóvenes agricultores. Para ello, es crucial implementar políticas que ofrezcan financiamiento accesible, capacitación adecuada y un cambio en la percepción social sobre la agricultura. Sin estas medidas, el sector podría enfrentar una crisis aún más profunda, con implicaciones serias para la economía y la seguridad alimentaria del país.



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Comentario: La agricultura como una opción para el futuro de nuestros jóvenes en Puerto Rico

por Viviana Y. Hernandez Soto 

viviana.hernandez8@upr.edu 

Con una población agrícola que envejece y un número alarmantemente bajo de agricultores menores de 35 años, es crucial que empecemos a pensar en cómo podemos cambiar esta narrativa. La educación y la exposición temprana a la agricultura son fundamentales para que los jóvenes vean esta profesión como una opción válida y valiosa. 

Desde muy pequeños, los niños son preguntados sobre sus sueños y aspiraciones. Sin embargo, en muchas ocasiones, la agricultura no forma parte de esa conversación. En lugar de ser vista como una carrera digna y esencial, a menudo se percibe como ineficaz. Esta percepción errónea menosprecia la importancia de la agricultura que no solo es un pilar de nuestra sociedad, sino que también puede ser una fuente de ingresos sostenible. 

La educación agrícola debe comenzar por lo menos desde que están en escuela primaria. Si no se enseña a los niños el mérito de la agricultura desde temprana edad, es poco probable que consideren esta opción en el futuro. La figura del agricultor debe ser visible y valorada, y esto se puede lograr a través de programas educativos que incluyan talleres prácticos y visitas a fincas. La historia de Marlene Rodríguez, quien descubrió su pasión por la agricultura gracias a un taller en su escuela, es un claro ejemplo de cómo la exposición temprana puede cambiar vidas. 

Además, es esencial que los jóvenes vean modelos a seguir en el sector agrícola. La falta de referentes puede desincentivar a los jóvenes a explorar esta carrera. Apoyo familiar y la conexión personal con la agricultura pueden ser determinantes en la decisión de un joven de convertirse en agricultor.  

Sin embargo, no solo se trata de la educación y la inspiración. También es necesario abordar los obstáculos prácticos que enfrentan los jóvenes que desean entrar en el sector agrícola, como el acceso a tierras cultivables y capital inicial. Aunque existen leyes que buscan proteger y fomentar el uso de tierras agrícolas, su implementación ha sido insuficiente. Facilitar el acceso a terrenos y ofrecer opciones de alquiler puede ser una solución viable para aquellos que desean comenzar su camino en la agricultura. 

Es fundamental que empecemos a incluir la agricultura en la conversación sobre el futuro de nuestros jóvenes. Debemos educar, inspirar y facilitar el acceso a este sector, para que puedan ver la agricultura no solo como una opción, sino como una carrera digna y esencial para el progreso de Puerto Rico. Al hacerlo, no solo aseguramos la continuidad de nuestra agricultura, sino que también cultivamos un futuro más sostenible y próspero para nuestra isla.  

 


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